Primero de Mayo: El recuerdo de los mártires de Chicago
La jornada de ocho horas fue la reivindicación de las
organizaciones obreras durante siglo XIX. El detonante de la celebración
de esta fecha, los violentos sucesos de Chicago de 1886.
El 1 de mayo de 1886 debería haber entrado en vigor la jornada de 8
horas en Estados Unidos. Y en muchas ciudades del país se accedió a esta
reivindicación, pero en Chicago la patronal se opuso frontalmente.
Los sindicalistas anarquistas August Spies, Albert Parsons y Samuel
Fielden fueron ejecutados por su participación en las jornadas de lucha
por la jornada de 8 horas, estas jornadas comenzaron el 1 de mayo de
1886.
La única herramienta con la que contaba la clase trabajadora era la huelga.
A principios de mayo en Chicago, ciudad en la que las condiciones de
los trabajadores eran peores que en las demás ciudades, más de 40.000
personas no acuden a sus puestos de trabajo.
“Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden…
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.
(Escrito que llevó a la horca a Arbeiter Zeitung Fischer )
Se convoca un acto de protesta para el día 4 de mayo en la plaza de
Haymarket, y los hechos que se suceden son conocidos posteriormente como
la Revuelta de Haymarket.
Los manifestantes fueron reprimidos por la policía que carga contra
los mismos asistentes, entonces alguien lanza un artefacto explosivo
contra los policías y se inicia un tiroteo, y masacre, contra los
trabajadores.
El logro de la jornada de ocho horas marcó un punto de inflexión en el movimiento obrero mundial.
“Pues hoy en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejercito, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrara a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. !OH, si Marx es tuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!”
(ENGELS : MANIFIESTO COMUNISTA)
En España, aquella manifestación de 1890, promovida por los
socialistas fue un clamoroso éxito en muchas ciudades, como Madrid o
Barcelona.
Pero el año siguiente, el Gobierno conservador de Canovas prohíbe las
manifestaciones, permitiendo sólo mítines en locales cerrados. Hasta
1931 habrá años más o menos permisivos, dependiendo también de los
gobernadores de las ciudades.
En aquel 1931 el Primero de Mayo se convierte en una prolongación del
14 de abril. Las calles se desbordan de gentes, de alegría, de
libertad. El propio presidente de la República de España, don Niceto
Alcalá Zamora, se dirigió a los manifestantes desde el balcón
presidencial.
El Primero de Mayo vuelve a ser prohibido tras el Golpe de Estado de
Franco, pero los españoles siguen manifestándose en el exilio y la
clandestinidad.
Hasta el 29 de abril de 1977 no se procede a legalizar a los
sindicatos, y no es hasta el primero de mayo de 1978 cuando vuelve la
primavera de los trabajadores y las calles vuelven a desbordarse por la
clase obrera, que clama la libertad.
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